viernes, 1 de mayo de 2009

No pudo ser

Se acabó, la aventura europea terminó. El CSKA impuso sus galones de campeón de Europa. Estuvo comandado por Ramunas Siskaukas que se encargó de imprimir el pase de su equipo para la final de la Final Four. Con menos de 10 segundos para la conclusión del partido, Siskaukas anotó uno de los dos tiros libres que los que disponía y puso en el marcador el que sería el resultado definitivo, 78-82. Al Regal Barcelona sólo le quedaba un milagro y éste no llegó. El balón rodó por las manos de Lakovic, Navarro y Andersen en la última posesión pero ninguno tuvo la más mínima opción de mirar al aro, ante la férrea defensa rusa.

Nada más comenzar el periodo Siskaukas empezó a apuñalar al Barça desde la línea de triple o con raudas penetraciones que rompían la defensa planteada por Xavi Pascual. La figura de Navarro no apareció hasta los instantes finales del partido en los que encestó un triple que acercó a dos puntos al Barcelona (74-76) a falta de un minuto para la conclusión del partido. Sin embargo, toda canasta encontraba una respuesta rusa, nada se podía hacer ante un inspirado Siskaukas que puso al CSKA cuatro puntos arriba (74-78) y encarrilaba el partido, que él mismo sentenciaría con un tiro libre.
Con el paso de los minutos y con la tensión propia de estos partidos, el Barça se fue diluyendo al mismo tiempo que aparecía en escena el MVP de la pasada edición de la Final a Cuatro: el lituano Siskaukas, quien acabó el partido con 29 puntos. El lituano le ganó su duelo particular a la bomba Navarro, que vio limitados sus minutos en pista al tener 3 faltas personales en el segundo cuarto para acabar con 13 puntos en su casillero. El Barça encontró su pilar en la figura de David Andersen (24 puntos), el ex – CSKA, que aspiraba a conquistar su cuarta Euroliga. Su motivación contagió a todo el equipo blaugrana quien dominó al gigante ruso durante la primera mitad. El festival de triples del primer cuarto situó al Barça nueve puntos arriba (21-12).
En la reanudación del partido, el CSKA se asentó en el campo y empezó a minar y reducir la ventaja culé. La ausencia de un referente ofensivo produjo los desórdenes ofensivos que acababan en fáciles contraataques de los pupilos de Ettore Messina. Aún así, el Barcelona mantenía siete puntos de ventaja a mediados del segundo cuarto (27-20). La tercera falta personal de Navarro y la del “capi” Roger Grimau dejaron al Barça cojo. Esta debilidad fue aprovechada por el CSKA, que siempre encontraba soluciones en Langdon y que, con un triple de Holden, empató el partido a 30. Sin embargo, el Barcelona no se rindió y la casta de Andersen salió a relucir, agarró un rebote ofensivo en el último segundo del segundo cuarto estableciendo una ventaja de cuatro puntos (36-32) con la que se llegó al descanso.
La segunda mitad comenzó como acabó la anterior. Andersen sumó tres puntos más al conseguir una canasta desde 6,25 y un mate de Grimau tras robo de balón pusieron el 41-34. A partir de este instante el partido se presentó como un duelo anotador entre Andersen y Siskaukas, una acción positiva de uno de ellos era respondida por el otro. Siskaukas empató con un triple el partido a 52, aunque el Barça se marchó con dos puntos arriba (56-54).
El último periodo fue el cuarto de Siskaukas. El sólo decantó el partido y selló el billete del CSKA para la final del domingo, en la que esperan revalidar el título de campeones de Europa. Ya esperan a su rival griego.

1 comentario:

miki dijo...

El sueño no pudo ser...Mira el artículo que EL País publica hoy que abre con un acertado titular que dice algo así: "Cuando no hay oficio no se puede ganar..."Faltaron rebotes (sobre todo en defensa) y más brillantez en el ataque. Una pena.